Puede que te encuentres afrontando alguna situación difícil. Dar gracias cuando todo está bien o al menos bajo control, suele ser mucho más sencillo; pero si hoy consideras que tu posición es desafortunada frente otros, dar gracias puede que no sea lo que estás sintiendo verbalizar.
Si encuentras que muchos de los que te rodean están mejor; que la mayoría de las personas están en una mejor condición o calidad de vida que tú. Medita en lo siguiente…
1. ¿Tienes comida en tu refrigerador? ¿Tienes más de un cambio de ropa para vestir? ¿Tienes techo dónde dormir?
Entonces; según las estadísticas, estás en mejor condición y eres más rico que el 75% de este mundo.
2. ¿Tienes la posibilidad de ir alguna tienda para hacer una compra? ¿Traes dinero en la cartera o tienes unas cuantas monedas?
Entonces; según las estadísticas, tú estás entre el 8% de los más bendecidos en la población del mundo.
3. Si este día amaneciste con más salud que enfermedad.
Entonces, según las estadísticas, estás más sano que el millón de personas que van a morir esta semana. Porque un millón mueren cada semana y tú no estás en esa lista todavía.
4. Si nunca has enfrentado el peligro de una guerra, o si nunca has sentido la soledad y frialdad de una prisión. Si nunca has sentido la agonía de una tortura, si nunca has experimentado lo que es mendigar un pan y lo que es quedar desmayado o casi muerto por el hambre.
• Entonces; según las estadísticas, tú has vivido y vives mejor que 500 millones de personas en el mundo.
5. Si tú puedes llegar libremente al templo a adorar a Dios sin que te arresten, te acosen, te torturen o te amenacen de muerte a ti y a tus hijos.
Entonces; según las estadísticas, eres más afortunado que los 3 billones de creyentes que mueren en el mundo por causa de su fe.
6. Si tus padres todavía viven, o si viven y todavía están casados.
Entonces; según las estadísticas, eres más bendecido que casi el 50% de las personas en el mundo.
¿Cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios por estas cosas, con toda conciencia?
Siempre le pedimos a Dios que nos ayude y que nos bendiga, pero ¿estamos conscientes de cuánto nos bendice Él en verdad? ¿Cada cuánto nos ponemos a hacer conciencia de todos sus beneficios y favores hacia nosotros? Hoy es buen día para comenzar a hacerlo.
Fuente: Glenda Liz Amador