Entrar en contacto con tu niña interior te ayudará a comprenderte más, a entender mejor tus conflictos y te permitirá liberar emociones reprimidas, bloqueos, inconscientes que te roban energía y amarte por ser quien eres realmente, sin juicios ni reproches. La mejor manera de estar conmigo y transformar mí yo interno es a través de hacer consciente lo que tenía guardado y venía arrastrando por años. Es momento de hacerme cargo de mi, crecer duele, pero es muy sanador..

Dos maneras muy lindas para sanar a tu niña interior


Mi Foto de pequeña

Este ejercicio es una manera muy fácil de despertar a esa niña interior y llevarla siempre contigo de forma presente, cuidarla, protegerla y amarla.
Busca una foto tuya de cuando eras niña.
Tráela contigo en tu cartera o ponla como fondo de pantalla en tu celular
Lo importante es que cada vez que abras la cartera y veas la foto, dirijas algún pensamiento cariñoso a esa pequeña necesitada de amor.
Complácela de vez en cuando compra algo que le gusta, regálale una nieve.
Reafírmala positivamente “Mira que bonita eres, que niña más linda, eres extraordinaria y nadie se daba cuenta. Yo sí sé lo maravillosa que eres y por eso me voy a comer un pastelito contigo”, disfruta ese momento.

Diario de los pensamientos

Elige un cuaderno bonito o una libreta que puedas guardar en el cajón de tu mesita de noche, cuando lo desees escribe algo que te ayude a abrazar a tu niña interior.
Sólo tú sabes cómo era en realidad, qué le pasaba, cómo se sentía. Recuerda darle amor y asegurarle que sabes lo que le pasa, que ahora puedes amarla y a protegerla.
Estas preguntas te pueden servir de guía:
¿Quién era?
¿Qué esperaba mi mamá/ mi papá de mí?
¿Qué valoraba mi familia de mí?
¿Qué hice para ser amada/o durante mi infancia?
¿Cómo fue mi niñez?
¿Cómo me sentía?
¿Cuáles son mis mejores recuerdos?
¿Y cuáles son los peores?
¿Por qué lloraba?
¿Cuál era mi miedo más grande?
¿Qué cosas odiaba hacer?
¿Cuáles eran mis secretos?
¿Alguien me decía palabras cariñosas?
¿Cómo lo pasaba en el colegio?
¿Alguien sabía lo que me pasaba?
¿Quién me protegía?
¿Cómo imaginaba que sería mi futuro cuando llegara a la edad adulta’?
Recordar esto nos ayuda a vivir de manera consciente, nos enseña a ponerle nombre a nuestros estados de ánimo y a relacionarnos mejor con nosotras mismas y en el medio ambiente en el que me desenvuelvo; a crear una mejor relación con los hijos.

Escribir no es fácil, conectarás con distintas emociones, sentimientos, deja que salgan para que te sientas mejor, puedes transformar tu historia para sanarla; poco a poco vas liberando lo que hay dentro de tu corazón.

https://www.instagram.com/p/B8CCghCourU/

Pin It on Pinterest

¡Comparte este post en tus redes!