El dolor ante la pérdida de la pareja por separación o divorcio
Los corazones rotos pueden ser restaurados
El dolor de la ruptura es inexplicable, estar separado de la persona que amas es una pena que embarga el corazón, roba el ánimo, destruye las ganas de hablar, pensar, salir, caminar o sonreír y a veces, lamentablemente hasta de vivir. Busca ayuda si estás en esta etapa, no pases solo por esto.
Duele por todos lados, duele el cuerpo por dentro y por fuera, el corazón, los pensamientos, la razón, duele sin que nadie lo entienda, duele y no puede explicarse, duele y lastima, duele y no quieres ver ni platicar con nadie, duele y no entiendes, aún ahora cuando intento explicar lo que sucede dentro de nosotros, para acercarnos un poquito a la idea del dolor tan profundo que en realidad es, no termino por describirlo.
El amor roto duele en todas las dimensiones existentes e inexplicables en la vida de un ser humano.
Además de sentirte herido, abandonado, traicionado, hecho a un lado, no tomado en cuenta, lastimado y mucho más… la gente se atreve a decir que estás victimizándote cuando en realidad no entienden que estás viviendo un duelo muy profundo y necesitas tiempo para salir adelante.
Cuando la relación inició te comprometiste y diste lo que tenías para que funcionara, son muchísimos factores los que se involucran para que suceda la ruptura (y no hablaremos de ellos ahora), cuando descubres que la otra parte ya no desea continuar recibes un golpe que no esperabas. ¿Cómo nunca viste las señales de que tu pareja había dejado la relación desde hace tiempo? –ese es otro tema-.
Ahora solo vamos a centrarnos en el dolor ante la separación o el divorcio, cuando no esperabas que sucediera, te piden que te vayas, te dice “ya no quiero estar contigo” y tu mundo se nubla, las piernas no te sostienen y enfrentas un panorama que no tenías contemplado: estar solo y alejarte de lo que tanto amabas: tu pareja, sus sueños, la familia que formaron, los parientes, amigos cercanos, lejanos, lugares que frecuentaban, aprender a soportar la vida con tristeza, amargura, sin esperanza.
Duele la ausencia al saber que no está, duele la presencia al saber que se encuentra en otro lugar y a veces ya inició otra relación. No hay posibilidad de mantener esa unión.
Derrumba esos gigantes y hazlos pequeñitos.
Vive el duelo en todas sus etapas, acepta que la relación terminó, transforma el enojo en la fortaleza que necesitas para continuar.
Busca tu identidad en Dios, eres parte de Él, recuerda que promete estar con nosotros en todo momento y no te hizo para vivir de manera insegura o mediocre.
Hazte responsable de lo que te toca, esto implica incluir tu felicidad.
Toma lo bueno y guárdalo en tu corazón, que sea un motor para continuar
Suelta y deja ir lo que no es para ti.
Relaciónate con gente que agregue valor a tu vida.
Empieza hoy.
“Porque Yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha;
Yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.”
Isaías 41:13